"Estamos esperando que los propios Estados Unidos tomen medidas en cuanto al comercio, porque depende Honduras de las principales actividades del comercio'' estadounidense "y esto revertería el golpe en menos de un par de minutos'', afirmó Zelaya en la llamada telefónica, transmitida en el programa de televisión Mesa Redonda.
Zelaya, quien volvió secretamente a Honduras el lunes, señaló que Estados Unidos tomó medidas contra los golpistas como la suspensión de visas y congelamiento de fondos, pero "todavía no se ha revertido el golpe''.
"La comunidad internacional todavía tiene que recrudecer más su lucha contra el golpe de Estado, igual que está haciendo el pueblo hondureño que está protestando, poniendo los muertos, la gente sacrificada en las calles'', añadió.
El portavoz del Departamento de Estado, Ian Kelly, dijo que personal diplomático estadounidense en Tegucigalpa busca dar ayuda a la embajada brasileña, sin agua ni electricidad y asediada por la policía.
Este martes, tropas hondureñas rodearon la embajada de Brasil tras reprimir a simpatizantes de Zelaya, quien anunció haber iniciado conversaciones con militares en pos de una salida a la crisis política desatada hace casi tres meses.
"Con algunos policías y militares hemos estado hablando ayer (lunes) para buscar una salida a la crisis'', dijo Zelaya a la AFP, mientras Honduras estaba bajo un clima de alta tensión, agudizado por el toque de queda impuesto por el régimen de facto y la incertidumbre sobre qué sucederá.
Por otra parte, el gobierno de facto amplió hasta el miércoles a las 6 de la mañana el toque de queda en el país.
Un desafiante Zelaya expresó desde el recinto diplomático que para él el lema es "restitución o muerte, que es una frase alegórica que se usa desde la Revolución Francesa... estamos dispuestos a todo: al riesgo, al sacrificio''.
El gobierno brasileño expresó preocupación por el desalojo y afirmó que cualquier ataque a la sede diplomática será "intolerable''. La cancillería brasileña informó el restablecimiento de agua potable y energía eléctrica en el edificio, tras una interrupción de varias horas.
Zelaya llegó con sigilo a la capital hondureña y desde ahí anunció el lunes la intención de dialogar con los golpistas instaurados en el poder.
El gobierno de facto dispersó el martes a los seguidores del líder derrocado y horas más tarde dispuso alargar el toque de queda vigente desde el lunes en la tarde hasta las 6 de la mañana del miércoles.
El ministro de Información del gobierno de facto, René Zepeda, dijo a la AP que "la medida se adoptó por cuestiones de seguridad nacional''. El estado de sitio ha estado vigente por 38 horas consecutivas en Honduras.
El presidente de facto Roberto Micheletti dijo en rueda de prensa que respetará la sede brasileña "si Brasil nos entrega a Zelaya o se lo lleva a a esa nación sudamericana''.
No quiso contestar qué haría si no ocurre ninguno de los dos escenarios y se limitó a decir: ‘‘reflexionamos intensamente sobre el tema''.
El canciller brasileño Celso Amorim dijo en Nueva York que el gobierno de Micheletti envió la víspera a la embajada brasileña una nota "impertinente e inadecuada'' diciendo que cercará las instalaciones diplomáticas.
Zelaya, quien volvió secretamente a Honduras el lunes, señaló que Estados Unidos tomó medidas contra los golpistas como la suspensión de visas y congelamiento de fondos, pero "todavía no se ha revertido el golpe''.
"La comunidad internacional todavía tiene que recrudecer más su lucha contra el golpe de Estado, igual que está haciendo el pueblo hondureño que está protestando, poniendo los muertos, la gente sacrificada en las calles'', añadió.
El portavoz del Departamento de Estado, Ian Kelly, dijo que personal diplomático estadounidense en Tegucigalpa busca dar ayuda a la embajada brasileña, sin agua ni electricidad y asediada por la policía.
Este martes, tropas hondureñas rodearon la embajada de Brasil tras reprimir a simpatizantes de Zelaya, quien anunció haber iniciado conversaciones con militares en pos de una salida a la crisis política desatada hace casi tres meses.
"Con algunos policías y militares hemos estado hablando ayer (lunes) para buscar una salida a la crisis'', dijo Zelaya a la AFP, mientras Honduras estaba bajo un clima de alta tensión, agudizado por el toque de queda impuesto por el régimen de facto y la incertidumbre sobre qué sucederá.
Por otra parte, el gobierno de facto amplió hasta el miércoles a las 6 de la mañana el toque de queda en el país.
Un desafiante Zelaya expresó desde el recinto diplomático que para él el lema es "restitución o muerte, que es una frase alegórica que se usa desde la Revolución Francesa... estamos dispuestos a todo: al riesgo, al sacrificio''.
El gobierno brasileño expresó preocupación por el desalojo y afirmó que cualquier ataque a la sede diplomática será "intolerable''. La cancillería brasileña informó el restablecimiento de agua potable y energía eléctrica en el edificio, tras una interrupción de varias horas.
Zelaya llegó con sigilo a la capital hondureña y desde ahí anunció el lunes la intención de dialogar con los golpistas instaurados en el poder.
El gobierno de facto dispersó el martes a los seguidores del líder derrocado y horas más tarde dispuso alargar el toque de queda vigente desde el lunes en la tarde hasta las 6 de la mañana del miércoles.
El ministro de Información del gobierno de facto, René Zepeda, dijo a la AP que "la medida se adoptó por cuestiones de seguridad nacional''. El estado de sitio ha estado vigente por 38 horas consecutivas en Honduras.
El presidente de facto Roberto Micheletti dijo en rueda de prensa que respetará la sede brasileña "si Brasil nos entrega a Zelaya o se lo lleva a a esa nación sudamericana''.
No quiso contestar qué haría si no ocurre ninguno de los dos escenarios y se limitó a decir: ‘‘reflexionamos intensamente sobre el tema''.
El canciller brasileño Celso Amorim dijo en Nueva York que el gobierno de Micheletti envió la víspera a la embajada brasileña una nota "impertinente e inadecuada'' diciendo que cercará las instalaciones diplomáticas.