Ocho meses de prision para agresor racista que golpeo a Ecuatoriana
Asimismo, el Juzgado de lo Penal número 16 de Barcelona estableció que el agresor, Sergi Xabier Martín, de 21 años, deberá pagar una indemnización de 6.000 euros a la víctima, quien todavía está en tratamiento psiquiátrico para superar el trauma, según la sentencia difundida por la prensa local.
El acusado, que cuenta con antecedentes de robo con violencia y por conducir borracho, tampoco podrá acercarse a la menor ecuatoriana o a cualquier lugar frecuentado por ella a menos de 1.000 metros durante 3 años.
"Hubo una intención directa de humillar" a la víctima por su condición de "mujer, inmigrante y menor" -entonces la joven ecuatoriana tenía 15 años-, afirma el dictamen.
El juicio tuvo un testigo clave, el argentino Roberto Jesús Prieto, quien estaba sentado casi frente a la víctima cuando fue atacada aunque no hizo nada por detener al agresor.
Después de que la brutal agresión racista saltó a los medios, Prieto, que tenía 23 años, tuvo que soportar insultos y agravios como consecuencia de su actitud. "No hice nada porque tenía miedo de que me agrediera a mí también", se defendió el argentino.
El ataque fue registrado por las cámaras de seguridad del tren y el video reproducido por la prensa, lo que conmovió a la comunidad inmigrante y provocó la reacción del gobierno ecuatoriano.
Según lo que registraron las cámaras, Sergi Xavier Martín subió a un tren de la línea S de los ferrocarriles catalanes (FGC) en Sant Boi de Llobregat en dirección a Martorell (Barcelona) sobre las 23.45 del 7 de octubre hablando por teléfono de forma acalorada.
"Yo he matado al moro. Le corté la yugular a Mohamed... A la mujer no le hice nada... Tengo amigas que la matarán de un disparo... Ya tengo demasiados antecedentes... No sé para qué vienen estos inmigrantes de mierda...", dijo el acusado.
"Aquí también hay una inmigrante de mierda, una zorra a la que tengo ganas de...", añadió mientras se acercaba a la menor ecuatoriana.
Cuando se encontraba ya cerca de su víctima, el agresor comenzó a insultarla mientras le daba golpecitos en las manos para llamar su atención. Acto seguido- de acuerdo con la crónica de la sentencia- "con ánimo de atentar a la integridad física de la menor y manteniéndose en su actitud de desprecio hacia la raza y origen" de la chica, la golpeó con la mano en la cabeza y en el antebrazo izquierdo y le pellizcó con fuerza el pecho izquierdo.
En el momento que por megafonía se anunció la proximidad de la estación de Colonia Güell, Martín se acercó a la puerta del tren pero antes se agarró de una baranda y lanzó una fuerte patada hacia la cabeza de la joven ecuatoriana, pegándole en el hombro.
Antes de bajarse del tren y después de pegarle a su víctima un manotazo en la cabeza, Martín gritó: "todos los inmigrantes deberían estar muertos".
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El acusado, que cuenta con antecedentes de robo con violencia y por conducir borracho, tampoco podrá acercarse a la menor ecuatoriana o a cualquier lugar frecuentado por ella a menos de 1.000 metros durante 3 años.
"Hubo una intención directa de humillar" a la víctima por su condición de "mujer, inmigrante y menor" -entonces la joven ecuatoriana tenía 15 años-, afirma el dictamen.
El juicio tuvo un testigo clave, el argentino Roberto Jesús Prieto, quien estaba sentado casi frente a la víctima cuando fue atacada aunque no hizo nada por detener al agresor.
Después de que la brutal agresión racista saltó a los medios, Prieto, que tenía 23 años, tuvo que soportar insultos y agravios como consecuencia de su actitud. "No hice nada porque tenía miedo de que me agrediera a mí también", se defendió el argentino.
El ataque fue registrado por las cámaras de seguridad del tren y el video reproducido por la prensa, lo que conmovió a la comunidad inmigrante y provocó la reacción del gobierno ecuatoriano.
Según lo que registraron las cámaras, Sergi Xavier Martín subió a un tren de la línea S de los ferrocarriles catalanes (FGC) en Sant Boi de Llobregat en dirección a Martorell (Barcelona) sobre las 23.45 del 7 de octubre hablando por teléfono de forma acalorada.
"Yo he matado al moro. Le corté la yugular a Mohamed... A la mujer no le hice nada... Tengo amigas que la matarán de un disparo... Ya tengo demasiados antecedentes... No sé para qué vienen estos inmigrantes de mierda...", dijo el acusado.
"Aquí también hay una inmigrante de mierda, una zorra a la que tengo ganas de...", añadió mientras se acercaba a la menor ecuatoriana.
Cuando se encontraba ya cerca de su víctima, el agresor comenzó a insultarla mientras le daba golpecitos en las manos para llamar su atención. Acto seguido- de acuerdo con la crónica de la sentencia- "con ánimo de atentar a la integridad física de la menor y manteniéndose en su actitud de desprecio hacia la raza y origen" de la chica, la golpeó con la mano en la cabeza y en el antebrazo izquierdo y le pellizcó con fuerza el pecho izquierdo.
En el momento que por megafonía se anunció la proximidad de la estación de Colonia Güell, Martín se acercó a la puerta del tren pero antes se agarró de una baranda y lanzó una fuerte patada hacia la cabeza de la joven ecuatoriana, pegándole en el hombro.
Antes de bajarse del tren y después de pegarle a su víctima un manotazo en la cabeza, Martín gritó: "todos los inmigrantes deberían estar muertos".
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