Vive en un árbol desde hace 4 años para no ser arrestado
El ingenio popular para evadir el fuerte brazo de la ley toma día a día matices distintos, a veces más desarrollados, a veces más primitivos. El objetivo final de quienes los practican, sin embargo, es evadir la sentencia judicial y la cárcel posterior.
Un indio tumbero de 50 años, con antecedentes penales por robos y malos tratos a su mujer, decidió arroparse en la dudosa comodidad de un árbol, durante cuatro años, para no volver a prisión. ¿Un osado, un loco, o ambas?
Se llama Jaya Naik, vive en el poblado Chindri Maliguda, está acusado de golpear nuevamente a su mujer y según contó su esposa no quiere hablar con nadie. Por las dudas, y ante la posible insistencia de sus vecinos y la policía (que no dio muestras cabales de querer atraparlo) se llevó un machete para reafirmar la búsqueda de soledad.
Eso sí, este último año, Naik baja del árbol al que se mudó recientemente para cenar con su esposa, a la que, sin embargo, apenas le habla. Los tres primeros años vivió en un mango, algo más alejado de su casa.
Daimati, la esposa del evasor policial, clama a gritos –y ante los medios periodísticos- que su esposo “vuelva a ser normal”, algo que por el momento parece estar a varias ramas de distancia.
Un indio tumbero de 50 años, con antecedentes penales por robos y malos tratos a su mujer, decidió arroparse en la dudosa comodidad de un árbol, durante cuatro años, para no volver a prisión. ¿Un osado, un loco, o ambas?
Se llama Jaya Naik, vive en el poblado Chindri Maliguda, está acusado de golpear nuevamente a su mujer y según contó su esposa no quiere hablar con nadie. Por las dudas, y ante la posible insistencia de sus vecinos y la policía (que no dio muestras cabales de querer atraparlo) se llevó un machete para reafirmar la búsqueda de soledad.
Eso sí, este último año, Naik baja del árbol al que se mudó recientemente para cenar con su esposa, a la que, sin embargo, apenas le habla. Los tres primeros años vivió en un mango, algo más alejado de su casa.
Daimati, la esposa del evasor policial, clama a gritos –y ante los medios periodísticos- que su esposo “vuelva a ser normal”, algo que por el momento parece estar a varias ramas de distancia.
