La revelación que fue hecha en la Corte Suprema Estatal del condado de Weschester donde hace dos días, se dio inicio al juicio por el homicidio del pediatra criollo, estremeció a varios de los presentes en el tribunal de justicia, entre estos a la hija de la víctima Katleen Lozada, que no pudo evitar estallar en sollozos.
Ella, era recogida cada mañana a las 7:05 por su asesinado padre para llevarla a una estación de tren, desde donde la hija llegaba a la escuela secundaria de artes en Manhattan.
“Le decía adiós a mi papá todos los días, el día en que lo asesinaron, fue nuestra última despedida”, explicó la muchacha. El señor Sanders fue instruido oficialmente por el asesinato el 3 de enero del año pasado, luego de que las investigaciones del Departamento de Policía de Yonkers, donde ocurrió el crimen, lo arrestara después de encontrar algunas evidencias como guantes y trapos ensangrentados tanto en un zafacón de basura en la nueva residencia de Lozada como en la casa del acusado.
Junto a Sanders, la policía acusó también a un cómplice identificado como Juan Bernardez a quien el primer imputado, le habría supuestamente pagado para que le ayudara a cometer el asesinato.
Cuando la policía fue llamada a la escena por una novia boricua del pediatra que estaba divorciado de su esposa, se encontró que ninguna puerta de la vivienda había sido forzada, por lo que de inmediato se tejió la tesis de que la víctima conocía muy bien a sus asesinos.
Los sabuesos policiales de homicidios husmearon en los libros contables del médico dominicano encontrando allí el nombre de Sanders y los montos de las transacciones que verbalmente habían acordado en la compra de la casa en Yonkers.
“El doctor Lozada fue amarrado y obligado a firmar un cheque por cerca de $60,000 dólares y luego fue asesinado de dos tiros en la cabeza”, dijo en la introducción de sus argumentos la fiscalía.
El cadáver del médico fue hallado en la tarde por la novia que había quedado de recogerlo en la vivienda. El galeno que operaba varias clínicas entre estas una en un sector de El Bronx mayoritariamente poblado por dominicanos y otros latinos, era considerado “El ángel guardián” de los niños del área, debido a que a los padres que necesitaban que sus hijos fueran atendidos y no tenían el dinero o seguros médicos para pagar el servicio y las medicinas, el pediatra los atendía gratuitamente.
Esa fue una de las razones paran que sus funerales realizados en el Alto Manhattan y de los que sólo este reportero pudo hacer fotos exclusivas, se convirtiera en una manifestación comunitaria de duelo y pesar.
El abogado de Sanders, Raymond Volper sostiene que los fiscales no tienen nada para probar que su defendido es el asesino de Lozada y acusó a Bernardez de ser el único autor del crimen.
“El que mi cliente haya matado al señor Lozada, sólo está en la mente del estado y quien ellos dicen que es cómplice del señor Sanders Bernardez, ese es el único asesino”, añadió el defensor del principal acusado.
Bernardez le dijo a la policía en el interrogatorio que él ayudó a Sanders a amarrar al doctor Lozada, pero negó que le disparara al pediatra criollo. “No puedo creer que Sanders esté achacándome el asesinato, yo nunca hice eso”, agregó Bernardez.
Sanders negó que obligara a Lozada a firmarle un cheque por $57,000 dólares y dijo que sólo le reclamó al médico que debía asumir la responsabilidad por el pago de los impuestos. Ese cheque, según el acusado, correspondía a otra propiedad que le había vendido al galeno en diciembre.
Las pistas de los asesinos pudo ser seguida rápidamente por la policía de Yonkers después que vecinos de Lozada reportaron que vieron un camión propiedad de Sanders llegando a las proximidades de la residencia comprada por la víctima pocos minutos antes de ser asesinado.
Posteriormente, el camión fue confiscado y se hallaron muestras de sangre en bolsas plásticas que estaban en el vehículo, cuyas pruebas en el laboratorio implican e incriminan directamente a Sanders en el homicidio.
También un par de tenis propiedad del acusado principal con otras manchas de la misma sangre, fueron encontrados en la casa de éste.
Le dijo a la policía que él nunca antes había visto esos tenis, pero su esposa declaró en un interrogatorio que los calzados pertenecían a su marido.
Empleados de la clínica Pediatría Hispana propiedad de Lozada en El Bronx, comenzaron a preocuparse cuando notaron que a eso de las 11:00 de la mañana, el médico no había llegado a su consultorio antes de la 8:00 de la mañana, una hora que nunca fallaba.
La señora Yolita García, manager de la oficina confirmó la información, diciendo que encontró extraño que el pediatra no llegara a la hora acostumbrada a la clínica. “No lo llamé y estuve esperando, pero estaba muy preocupada”, añadió.
El periódico Journal News revela en su edición de ayer que la manager llamó entre cinco a seis veces al celular del médico sin recibir ninguna respuesta y decidió entonces llamar a la novia de la víctima, quien acudió a la casa de Yonkers, encontrándolo asesinado.
El juicio de fondo continuará mañana martes debido a que hoy es día feriado federal en Estados Unidos, celebrándose el natalicio de Martin Luther King Junior.
ElNuevoDiario
Autor: Miguel Cruz Tejada