
La pérdida representó una derrota estrepitosa para el alcalde Richard M. Daley, quien pasó tres años trabajando para involucrar a los habitantes de Chicago con el proyecto olímpico, destacando con frecuencia que éste generaría empleos y traería ingresos que permitirían a la ciudad salir de la recesión.
"Conozco, sólo yo, a muchos trabajadores de la construcción, quienes pensaban que los próximos seis años iban a ser de mucho trabajo", dijo Jane Zefran, de 63 años, residente semirretirado de Chicago. "Ahora, sólo el Cielo sabe lo que ocurrirá. Es una pena".
La gente en la ciudad parece dudar que la derrota afecte demasiado a Daley, mientras sopesa si buscará un séptimo periodo de gobierno en el 2011. En ese momento, tendría 22 años en el cargo y sería el alcalde con más tiempo en funciones en la historia de Chicago.
"No sé si se le verá como un perdedor", dijo Angela Byrd, de 40 años, profesora sustituta de Chicago.
Sin embargo, una encuesta reciente de Chicago Tribune/WGN mostró que los índices de aprobación de Daley se han hundido a 35%, en parte por el escepticismo sobre los juegos y por un acuerdo impopular para concesionar los parquímetros de la ciudad a un contratista privado. Además, el alcalde viajó a Copenhague para atestiguar la votación en un momento en que otro hecho de violencia volvió a causar indignación en Chicago.
Un joven de 16 años, estudiante ejemplar, fue muerto a golpes cuando caminaba a una parada de autobús, tras salir de la escuela.
De regreso en su ciudad, uno de los principales problemas que esperan al alcalde llegará el miércoles, cuando el secretario federal de Justicia, Eric Holder, y el de Educación, Arne Duncan, se reúnan con funcionarios escolares, estudiantes y residentes para hablar de los hechos frecuentes de violencia en las escuelas.