El acuerdo, negociado entre los abogados de ambas partes, pone fin a tres meses de discusiones y de diferentes versiones de los hechos que tuvieron un gran impacto en los medios belgas y en Internet.
El tatuador, Rouslan Toumaniantz, aceptó hacerse cargo de los 3.000 euros que cuesta el tratamiento de borrado con láser de los tatuajes, según publica hoy el diario belga La Dernière Heure.
Para eliminar todos las estrellas que cubren la parte izquierda de su rostro, la joven tendrá que someterse a 10 sesiones de láser con anestesia local, cada una separada un mes de la siguiente y con un costo de 300 euros, según fuentes de la clínica donde se realizará el tratamiento, citadas por el periódico.
La joven de 18 años denunció en junio pasado a su tatuador por supuestamente haber dibujado en su rostro 56 estrellas negras en lugar de las tres que ella había solicitado.
Según la primera versión de Vlaeminck, el tatuador aprovechó un momento en el que ella se había dormido para llevar a cabo el trabajo, algo que él negó en todo momento.
Más tarde, un canal de televisión holandés grabó unas declaraciones de la joven en las que se mostraba satisfecha con la sesión de tatuaje, aunque su padre "estaba muy furioso" por sus resultados.
Vlaeminck salió recientemente de una institución psiquiátrica en la que fue ingresada para seguir un tratamiento antidepresivo, y planea escribir un libro sobre su historia con la ayuda de un periodista, según el citado periódico belga.
El tatuador, Rouslan Toumaniantz, aceptó hacerse cargo de los 3.000 euros que cuesta el tratamiento de borrado con láser de los tatuajes, según publica hoy el diario belga La Dernière Heure.
Para eliminar todos las estrellas que cubren la parte izquierda de su rostro, la joven tendrá que someterse a 10 sesiones de láser con anestesia local, cada una separada un mes de la siguiente y con un costo de 300 euros, según fuentes de la clínica donde se realizará el tratamiento, citadas por el periódico.
La joven de 18 años denunció en junio pasado a su tatuador por supuestamente haber dibujado en su rostro 56 estrellas negras en lugar de las tres que ella había solicitado.
Según la primera versión de Vlaeminck, el tatuador aprovechó un momento en el que ella se había dormido para llevar a cabo el trabajo, algo que él negó en todo momento.
Más tarde, un canal de televisión holandés grabó unas declaraciones de la joven en las que se mostraba satisfecha con la sesión de tatuaje, aunque su padre "estaba muy furioso" por sus resultados.
Vlaeminck salió recientemente de una institución psiquiátrica en la que fue ingresada para seguir un tratamiento antidepresivo, y planea escribir un libro sobre su historia con la ayuda de un periodista, según el citado periódico belga.