Las pesquisas se orientan a determinar si el propio jefe de la comisaría en cuestión participó en "fiestas sensuales", que al parecer eran habituales y cuyas fotos publica la prensa de Mendoza. "Aparentemente está, y si está debe dejar de ser policía. Los comisarios son los responsables que estas cosas estén ocurriendo: lo que está fallando es la disciplina", subrayó Leopoldo Orquín, agente de la Inspección General de Seguridad a la radio Nihuil.
El funcionario consideró que "imponer la disciplina" está "más allá de las posibilidades" de las autoridades policiales, "porque ellos pertenecen a la misma institución" y "no están controlando que la disciplina sea como tiene que ser".
Las "fiestas sexuales" entre grupos de policías en la comisaría de la localidad de Dorrego eran un hábito desde hace más de un año, según indican las páginas digitales de diarios de Mendoza, capital de la provincia homónima, a 1.000 kilómetros al oeste de Buenos Aires. "El hecho fue denunciado a comienzos de este año y el autor de la delación, harto de ver la quietud de la investigación, hizo circular el material fotográfico, que llegó a manos de Diario Uno", apuntó el periódico en su web. Este escándalo se sumó al desatado el miércoles cuando las autoridades admitieron que investigan una "fiesta sexual" organizada por agentes del Servicio Penitenciario en una cárcel de Mendoza.
Una agente penitenciaria fue suspendida después de que a un detenido se le incautó un teléfono móvil en el que tenía "algunas fotos en las que ella aparece ligera de ropa y en otras sin ningún tipo de prenda", declaró el jefe de inspectores de seguridad de Mendoza, Félix Pesce. "El hecho es aberrante y un verdadero papelón", se lamentó.
El lunes se había destapado el caso de un guardia del Museo Policial de Mendoza que invitó a jóvenes mujeres que se disfrazaron con trajes y armas antiguas en exposición, y quienes pasaron la noche con él y se sacaron fotografías que terminaron publicadas en la Internet.
El funcionario consideró que "imponer la disciplina" está "más allá de las posibilidades" de las autoridades policiales, "porque ellos pertenecen a la misma institución" y "no están controlando que la disciplina sea como tiene que ser".
Las "fiestas sexuales" entre grupos de policías en la comisaría de la localidad de Dorrego eran un hábito desde hace más de un año, según indican las páginas digitales de diarios de Mendoza, capital de la provincia homónima, a 1.000 kilómetros al oeste de Buenos Aires. "El hecho fue denunciado a comienzos de este año y el autor de la delación, harto de ver la quietud de la investigación, hizo circular el material fotográfico, que llegó a manos de Diario Uno", apuntó el periódico en su web. Este escándalo se sumó al desatado el miércoles cuando las autoridades admitieron que investigan una "fiesta sexual" organizada por agentes del Servicio Penitenciario en una cárcel de Mendoza.
Una agente penitenciaria fue suspendida después de que a un detenido se le incautó un teléfono móvil en el que tenía "algunas fotos en las que ella aparece ligera de ropa y en otras sin ningún tipo de prenda", declaró el jefe de inspectores de seguridad de Mendoza, Félix Pesce. "El hecho es aberrante y un verdadero papelón", se lamentó.
El lunes se había destapado el caso de un guardia del Museo Policial de Mendoza que invitó a jóvenes mujeres que se disfrazaron con trajes y armas antiguas en exposición, y quienes pasaron la noche con él y se sacaron fotografías que terminaron publicadas en la Internet.