En el aeropuerto de Burbank esperaban sus familias y el ex vicepresidente Al Gore, co-fundador de la web Current TV, donde trabajan las dos reporteras.
Euna Lee y Laura Ling no habían visto a sus seres queridos en cinco meses, desde que el pasado 17 de marzo soldados norcoreanos las detuvieron en la frontera con China cuando realizaban un reportaje sobre mujeres y tráfico de personas en Corea del Norte.
Lee fue la primera en salir del avión, corriendo hacia su marido y su hija de cuatro años, Hanna. Los tres se fundieron en un largo abrazo. Ling lloró al besar a su esposo Clayton y al resto de su familia.
"Hace 30 horas temíamos que en cualquier momento podríamos ser enviadas a un campo de trabajos forzados", señaló Ling. "Después nos trasladaron a otro lugar y cuando salimos por la puerta, vimos al presidente Bill Clinton frente a nosotras", añadió entre aplausos. "Nos quedamos en shock pero enseguida comprendimos que la pesadilla había acabado. Y ahora estamos aquí, en casa, libres".
Clinton bajó las escaleras entre aplausos. Abrazó a Gore a los pies del avión y habló con los familiares de las periodistas. Gore describió a las familias de ambas como "increíbles, apasionadas, comprometidas, creativas". Y continuó hablando de la pequeña Hanna. "Ha sido una niña increíble mientras has estado fuera", dijo el ex vicepresidente a Lee. "Laura, por cierto, tu madre lleva dos días cocinando tu sopa preferida", añadió, bromeando.
Gore también agradeció al Departamento de Estado por su ayuda en la liberación. "Todo esto habla bien de nuestro país, el hecho de que mucha gente ayude cuando dos ciudadanas americanas están en peligro. Sencillamente se ponen manos a la obra para asegurar un final feliz".
Las reporteras lograron el perdón de Corea del Norte este martes, tras la reunión entre Clinton y el líder norcoreano.
Euna Lee y Laura Ling no habían visto a sus seres queridos en cinco meses, desde que el pasado 17 de marzo soldados norcoreanos las detuvieron en la frontera con China cuando realizaban un reportaje sobre mujeres y tráfico de personas en Corea del Norte.
Lee fue la primera en salir del avión, corriendo hacia su marido y su hija de cuatro años, Hanna. Los tres se fundieron en un largo abrazo. Ling lloró al besar a su esposo Clayton y al resto de su familia.
"Hace 30 horas temíamos que en cualquier momento podríamos ser enviadas a un campo de trabajos forzados", señaló Ling. "Después nos trasladaron a otro lugar y cuando salimos por la puerta, vimos al presidente Bill Clinton frente a nosotras", añadió entre aplausos. "Nos quedamos en shock pero enseguida comprendimos que la pesadilla había acabado. Y ahora estamos aquí, en casa, libres".
Clinton bajó las escaleras entre aplausos. Abrazó a Gore a los pies del avión y habló con los familiares de las periodistas. Gore describió a las familias de ambas como "increíbles, apasionadas, comprometidas, creativas". Y continuó hablando de la pequeña Hanna. "Ha sido una niña increíble mientras has estado fuera", dijo el ex vicepresidente a Lee. "Laura, por cierto, tu madre lleva dos días cocinando tu sopa preferida", añadió, bromeando.
Gore también agradeció al Departamento de Estado por su ayuda en la liberación. "Todo esto habla bien de nuestro país, el hecho de que mucha gente ayude cuando dos ciudadanas americanas están en peligro. Sencillamente se ponen manos a la obra para asegurar un final feliz".
Las reporteras lograron el perdón de Corea del Norte este martes, tras la reunión entre Clinton y el líder norcoreano.