El suelo sigue temblando con fuerza en Italia; muertos ascienden a 279
El miedo no abandona a los vecinos de la región de Los Abruzos, quienes han visto en cuestión de cuatro días cómo perdían la vida 279 personas y cómo sus casas quedaban destruidas, viviendas con hipotecas que quedarán ahora suspendidas en virtud de una ordenanza aprobada hoy por el Consejo de Ministros italiano, según fuentes gubernamentales que citan los medios italianos.
El nuevo temblor, uno de los 71 que se produjeron la pasada noche, según el presidente de la región de Los Abruzos, Gianni Chiodi, se registró a las 02.53 hora local (00.53 GMT) a unos 100 kilómetros al nordeste de Roma.
El último movimiento del que tienen datos los servicios de Protección Civil italianos fue registrado a las 11.31 hora local (09.31 GMT), con una magnitud de 3,1 grados en la escala de Richter.
Con un suelo que no deja de moverse, cada vez más evacuados comienzan a trasladarse a los hoteles habilitados por el Gobierno italiano en la costa, dejando atrás hogares prácticamente destruidos y por los que no deberán seguir pagando hipoteca.
Unos 10.000 evacuados se han trasladado ya a los 170 hoteles establecidos en la costa adriática de Los Abruzos, mientras que 19.000 permanecen en los campamentos establecidos en L'Aquila y en una veintena de municipios vecinos.
Mientras siguen las tareas de desescombro, ahora lo más importante es el futuro inmediato que les espera a los afectados, para los que el Consejo de Ministros aprobó hoy la suspensión de los pagos de sus hipotecas y facturas de gastos de la casa como la luz o el gas.
Por el momento, el Ejecutivo ha aplazado a la próxima semana la aprobación de un fondo de ayudas extraordinario para los afectados, hasta que se evalúen los daños, toda vez que el primer día de la tragedia estableció una ayuda inmediata de 30 millones de euros.
Después de que el primer ministro, Silvio Berlusconi, se desplazara a la zona los tres días anteriores, el primero en helicóptero, y los dos siguientes a pie por las calles de L'Aquila, la capital de Los Abruzos, el presidente de la República, Giorgio Napolitano, hizo hoy lo mismo.
"Estoy aquí por deber, por sentimiento y para agradeceros todo lo que estáis haciendo", dijo Napolitano durante su paseo por las calles de L'Aquila a los equipos de rescate que, por cuarto día consecutivo, intentan buscar supervivientes entre los escombros.
En una posterior rueda de prensa desde la capital de Los Abruzos, el jefe de Estado de Italia apreció las medidas tomadas por el Ejecutivo italiano para hacer frente a la tragedia y reconoció que es al Gobierno al que le corresponde la tarea de decidir si aceptar la ayuda extranjera.
"Debe hacerse un examen de conciencia sin discriminaciones ni colores políticos, con respecto a quién ha tenido la responsabilidad (en el derrumbamiento de tantos edificios). Nadie en estos casos debe cerrar los ojos", dijo Napolitano.
El presidente italiano visitó también la localidad de Onna, totalmente devastada por el seísmo de 5,8 grados en la escala de Richter del pasado lunes, en una jornada en la que, según fuentes oficiales, aún quedan sin identificar dos cadáveres y el número de heridos es superior a los 1.600.
Poco a poco, Los Abruzos intentan recuperar la normalidad, con supermercados que vuelven a abrir sus puertas en medio del temor ante una posible escasez de alimentos, y con la inquietud aún de que puedan estar produciéndose saqueos, contra lo que la Policía Nacional ha establecido un comando especial de 90 agentesMas Titulares abajo>>
f/diariolibre
El nuevo temblor, uno de los 71 que se produjeron la pasada noche, según el presidente de la región de Los Abruzos, Gianni Chiodi, se registró a las 02.53 hora local (00.53 GMT) a unos 100 kilómetros al nordeste de Roma.
El último movimiento del que tienen datos los servicios de Protección Civil italianos fue registrado a las 11.31 hora local (09.31 GMT), con una magnitud de 3,1 grados en la escala de Richter.
Con un suelo que no deja de moverse, cada vez más evacuados comienzan a trasladarse a los hoteles habilitados por el Gobierno italiano en la costa, dejando atrás hogares prácticamente destruidos y por los que no deberán seguir pagando hipoteca.
Unos 10.000 evacuados se han trasladado ya a los 170 hoteles establecidos en la costa adriática de Los Abruzos, mientras que 19.000 permanecen en los campamentos establecidos en L'Aquila y en una veintena de municipios vecinos.
Mientras siguen las tareas de desescombro, ahora lo más importante es el futuro inmediato que les espera a los afectados, para los que el Consejo de Ministros aprobó hoy la suspensión de los pagos de sus hipotecas y facturas de gastos de la casa como la luz o el gas.
Por el momento, el Ejecutivo ha aplazado a la próxima semana la aprobación de un fondo de ayudas extraordinario para los afectados, hasta que se evalúen los daños, toda vez que el primer día de la tragedia estableció una ayuda inmediata de 30 millones de euros.
Después de que el primer ministro, Silvio Berlusconi, se desplazara a la zona los tres días anteriores, el primero en helicóptero, y los dos siguientes a pie por las calles de L'Aquila, la capital de Los Abruzos, el presidente de la República, Giorgio Napolitano, hizo hoy lo mismo.
"Estoy aquí por deber, por sentimiento y para agradeceros todo lo que estáis haciendo", dijo Napolitano durante su paseo por las calles de L'Aquila a los equipos de rescate que, por cuarto día consecutivo, intentan buscar supervivientes entre los escombros.
En una posterior rueda de prensa desde la capital de Los Abruzos, el jefe de Estado de Italia apreció las medidas tomadas por el Ejecutivo italiano para hacer frente a la tragedia y reconoció que es al Gobierno al que le corresponde la tarea de decidir si aceptar la ayuda extranjera.
"Debe hacerse un examen de conciencia sin discriminaciones ni colores políticos, con respecto a quién ha tenido la responsabilidad (en el derrumbamiento de tantos edificios). Nadie en estos casos debe cerrar los ojos", dijo Napolitano.
El presidente italiano visitó también la localidad de Onna, totalmente devastada por el seísmo de 5,8 grados en la escala de Richter del pasado lunes, en una jornada en la que, según fuentes oficiales, aún quedan sin identificar dos cadáveres y el número de heridos es superior a los 1.600.
Poco a poco, Los Abruzos intentan recuperar la normalidad, con supermercados que vuelven a abrir sus puertas en medio del temor ante una posible escasez de alimentos, y con la inquietud aún de que puedan estar produciéndose saqueos, contra lo que la Policía Nacional ha establecido un comando especial de 90 agentesMas Titulares abajo>>
f/diariolibre