Muere pelotero que rompió barrera del racismo estadounidense
Santiago logró superar la barrera del racismo en el béisbol organizado de Estados Unidos cuando en 1947 firmó un contrato para jugar con los Stanford Bombers de la Liga Colonial.
El jugador abrió las puertas a otros peloteros puertorriqueños como Roberto Clemente y Orlando "Peruchín" Cepeda, y a algunos latinoamericanos como Oreste Miñoso y Juan Marichal.
Santiago, ex jugador de los Gigantes de San Francisco, fue reconocido en junio junto a Navarro, quien jugó para los Yankees de Nueva York, por los ejecutivos de las Grandes Ligas en un homenaje en el que recibieron una bonificación de 5,000 dólares de sus respectivas novenas.
"Le acompañé a Orlando, Florida, donde, junto a Millito, le hicieron justicia a su labor deportiva. Fue un gran padre para nosotros, un ciudadano muy querido y un destacado en el béisbol en muchas facetas luego de su retiro", dijo a Prensa Asociada Carlos Manuel Santiago Feliciano, uno de los dos hijos de Santiago.
La trayectoria del jugador de segunda base se remonta al 1944, cuando fue seleccionado a las Estrellas de Puerto Rico en la Serie Mundial del Caribe celebrada en Caracas, Venezuela.
A su regreso a la Isla, firmó un contrato con los Indios de Mayagüez en la primera temporada de la Liga de Béisbol Profesional de Puerto Rico, equipo al que le dedicó tres años como gerente general de los 23 que estuvo ligado como entrenador e instructor en Sudamérica tras retirarse como jugador activo en 1960.
En 1950, Santiago se convirtió en uno de los más respetados y mejores bateadores de la Liga Colonial del béisbol organizado con promedio de .341.
En 1951, fue invitado por Bill Veeck y Leo Boudreau al campo de entrenamiento de los Indios de Cleveland de las Grandes Ligas, pero el Ejército estadounidense interrumpió su carrera al reclutarlo por 25 meses para servir en la guerra de Korea.
Tras culminar su participación en el conflicto bélico, regresó al béisbol, deporte que practicó en Estados Unidos, Canadá, México, Colombia y su tierra natal.
En 1993, ingresó al Salón de la Fama del Béisbol Puertorriqueño. Además, fue miembro de la Junta de Directores de la Asociación de Jugadores de la Liga de Color y, hace unos meses, fue reconocido por el Pabellón de la Fama del Deporte Puertorriqueño durante la Cuadragésima Séptima Exaltación celebrada en Mayagüez.
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F/Prensaescrita
El jugador abrió las puertas a otros peloteros puertorriqueños como Roberto Clemente y Orlando "Peruchín" Cepeda, y a algunos latinoamericanos como Oreste Miñoso y Juan Marichal.
Santiago, ex jugador de los Gigantes de San Francisco, fue reconocido en junio junto a Navarro, quien jugó para los Yankees de Nueva York, por los ejecutivos de las Grandes Ligas en un homenaje en el que recibieron una bonificación de 5,000 dólares de sus respectivas novenas.
"Le acompañé a Orlando, Florida, donde, junto a Millito, le hicieron justicia a su labor deportiva. Fue un gran padre para nosotros, un ciudadano muy querido y un destacado en el béisbol en muchas facetas luego de su retiro", dijo a Prensa Asociada Carlos Manuel Santiago Feliciano, uno de los dos hijos de Santiago.
La trayectoria del jugador de segunda base se remonta al 1944, cuando fue seleccionado a las Estrellas de Puerto Rico en la Serie Mundial del Caribe celebrada en Caracas, Venezuela.
A su regreso a la Isla, firmó un contrato con los Indios de Mayagüez en la primera temporada de la Liga de Béisbol Profesional de Puerto Rico, equipo al que le dedicó tres años como gerente general de los 23 que estuvo ligado como entrenador e instructor en Sudamérica tras retirarse como jugador activo en 1960.
En 1950, Santiago se convirtió en uno de los más respetados y mejores bateadores de la Liga Colonial del béisbol organizado con promedio de .341.
En 1951, fue invitado por Bill Veeck y Leo Boudreau al campo de entrenamiento de los Indios de Cleveland de las Grandes Ligas, pero el Ejército estadounidense interrumpió su carrera al reclutarlo por 25 meses para servir en la guerra de Korea.
Tras culminar su participación en el conflicto bélico, regresó al béisbol, deporte que practicó en Estados Unidos, Canadá, México, Colombia y su tierra natal.
En 1993, ingresó al Salón de la Fama del Béisbol Puertorriqueño. Además, fue miembro de la Junta de Directores de la Asociación de Jugadores de la Liga de Color y, hace unos meses, fue reconocido por el Pabellón de la Fama del Deporte Puertorriqueño durante la Cuadragésima Séptima Exaltación celebrada en Mayagüez.
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F/Prensaescrita
