SANTO DOMINGO.- Todo fue un engaño, el oro nunca fue opción para el dominicano Gabriel Mercedes. Más de un millón de pesos mexicanos, regalos, cenas multitudinarias para dirigentes y árbitros internacionales fueron sólo parte de las ataduras que tenía la federación mexicana de taekwondo para asegurarle a su atleta Guillermo Pérez una medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Beijing, China.
Como un volcán inesperado, la verdad ha brotado desde los propios infractores que hoy se disputan individualmente el “éxito” de la medalla azteca y que por “falta de reconocimiento” el Presidente de la Federación Mexicana de Taekwondo reveló las peripecias que tuvo que hacer para concretizar la conquista.
La mayoría de los diarios mexicanos exponen con estupor las discusiones públicas entre Roberto Beltrán, presidente de la federación, y el entrenador José Luis Onofre, quienes no coinciden en los gastos ni el cabildeo que costó el oro del atleta michoacano Guillermo Pérez, quien terminó empatado con el dominicano Gabriel Mercedes en la final de los 58 kilogramos, pero los árbitros le otorgaron la victoria.
La agencia Notimex recogió ayer una revelación de Beltrán que da cuenta de que su federación invirtió un millón de pesos mexicanos para buscar que los jueces favorecieran a su atleta en Beijing 2008; mientras que el diario “La Afición” da cuenta de una serie de actividades “sociales” con jueces y federados internacionales que hizo el organismo mexicano para “allanar el terreno” rumbo a Beijing.
Camino sucio hacia el oro
Sin ningún decoro, Beltrán, despechado, reveló que se pudo llegar al oro en la categoría de -58 kilogramos con Guillermo Pérez, gracias a una labor política antes de que se llevaran a cabo los JJOO y eso influyó para que Pérez fuera el ganador de la medalla de oro en la decisión en el enfrentamiento en la final frente al veterano Mercedes.
Detalló que sometió un proyecto- presupuesto al Comité Olímpico de su país, el cual incluía invitaciones a cenar a presidentes de federaciones y réferis internacionales para así crear “el entorno adecuado”. “Hicimos una cena en Nueva Orleans para 30 personas, una en Pekín para 66, otra en Roma para 65 y otra más en Turquía.
En Pekín fueron 15 réferis internacionales y dos de ellos estuvieron como jueces de esquina en la pelea de Guillermo”, delató. Y de inmediato identificó los recursos: “La Conade fue la que puso el dinero, yo les hice un presupuesto de un millón de pesos”.
El federado mexicano, estilando descaro, reveló que al momento de que se iba a dar la decisión del combate, el cual había terminado 1-1, tablas, dijo: “Vamos a ver si funcionó... y así fue. En un combate cerrado, ese tipo de labor puede ser la diferencia entre una plata y un oro”.
Beltrán se quejó de que aunque nadie lo menciona, el éxito en esta edición no sólo se debe a los atletas y el entrenador José Luis Onofre, sino a la labor política que se realizó dentro de la federación.
Este último dio a entender que la medalla del michoacano se obtuvo gracias a que se hizo un cabildeo entre los jueces y federativos de este deporte para que favorecieran al competidor en el tatami olímpico.