Ser padre en el siglo XXI “Es un buen padre que tiene que ser muy bien comedido. Si se lo damos todo, entonces no aprenden a valorar las cosas”, afirma el segundo. Entonces, ¿cuál puede ser el mejor consejo? El psiquiatra Rojas Marcos lo matiza según la edad. “Un bebé necesita cariño, seguridad, estímulo”, asevera este profesor. “A medida que van creciendo, los niños necesitan participar más en las conversaciones, necesitan sentirse que forman parte de la familia, que son escuchados, que se les dejan hablar, que se les razonan”. En definitiva, el padre tiene que dar “una educación en la que se premie más lo bueno, y se estimule la buena autoestima, la autoestima saludable. Que el niño cree un concepto de sí mismo como positivo”.
Para que el hombre sea considerado un buen padre tiene, por una parte, que satisfacer su función de sustentador de la familia, lo que le impide pasar mucho tiempo en el hogar. Para que su ausencia no cause carencia afectiva e inseguridad a sus hijos, el progenitor tiene también que participar más en las actividades de la casa. En la actualidad, “los padres optan por ser más activos y más tangibles”, señala Luis Rojas Marcos, “y sienten que, si fueran libres de escoger entre su ocupación profesional o dedicarse al hogar, elegirían lo último. Son padres más hogareños, expresivos, afectuosos y, en definitiva, más humanos”.
Nota del Diario La Prensa
