La vigencia del actual contrato expira el 30 de junio y, salvo sorpresa de última hora, más que improbable, caducará sin sustituto ante la negativa del Sindicato de Actores (SAG) a aceptar las condiciones ya pactadas con la industria por otras organizaciones menores. Las mejoras de salarios, pensiones y contribuciones para el seguro médico forman parte de la discordia, que gira principalmente alrededor de las ganancias que vayan a obtener los actores de los ingresos de los estudios por la venta de sus productos en nuevos formatos, así como por sus apariciones en DVD. SAG inició hace menos de un mes una cruzada en contra del segundo sindicato en número de afiliados, American Federation of Television & Radio Artists (AFTRA), después de que éste cerrase un acuerdo con los empresarios que, a su juicio, es insuficiente. La dirección de SAG lanzó un órdago a los actores y puso en marcha una campaña para convencer a los miembros de AFTRA, muchos de ellos también registrados en SAG, de que digan "no" al compromiso alcanzado por ese sindicato con la industria en una votación que finaliza el 8 de julio. La pelea fratricida dividió a los actores y generó un clima de tensión interna ante el temor de una huelga que nadie quiere, especialmente tras el daño causado por el reciente paró de los guionistas. Tom Hanks, Kevin Spacey o Alec Baldwin han salido en apoyo de AFTRA, mientras que Jack Nicholson, Ben Stiller o Martin Sheen hicieron lo propio a favor de SAG.