Bosch muerto, hoy es bueno en el recuerdo de sus enemigosBosch, renombrado escritor, descolló más como político, pero en su trajinar siempre fue un hombre objetado por los poderes fácticos que hoy coquetean con el gobierno del partido que creara para producir la liberación nacional ideada por los patricios Duarte, Sánchez y Mella.
Una de sus banderas fue la lucha contra la corrupción y su empeño por adecentar la sociedad dominicana. Siempre abogó por que primara la democracia con decencia y los derechos civiles y humanos de los dominicanos.
Su visión de ejercer el poder y la política, chocó con la deteriorada cultura democrática de los dominicanos heredada de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, y la ambición de los grupos de poder que posteriormente gestaron y lograron un golpe de Estado en su contra el 25 de septiembre del 1963.
Ya antes de morir, los principios enarbolados por Bosch eran sepultados ante el avance de la noción del pragmatismo político que embadurnó todo el espectro político dominicano del que no pudo quedar inmune el PLD.
La discutida derrota del 1990, cuya campaña Bosch marcó con la consigna de luchar contra la corrupción, quedaría sepultada en el 1994, cuando fue víctima de igual fraude electoral José Francisco Peña Gómez que había afectado a Bosch en el 1990, cuando el PLD vio abrir la brecha de su posible ascenso al poder.
La lucha contra la corrupción del PLD, que tenía como blanco al gobierno del presidente Joaquín Balaguer, llegó a su final en el 1996, cuando Balaguer y su Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), sin posibilidad alguna de seguir gobernando, decidieron establecer una alianza con el partido de Bosch para llevar como candidato presidencial al hoy presidente Leonel Fernández.
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