Para los más de 30 mil dominicanos (contabilizados oficialmente) que residen en el estado de Rhode Island, la mayoría en la ciudad de Providence, la situación económica y social, no se torna fácil, sobre todo cuando se va agudizando la recesión que afecta a los Estados Unidos y la crisis alimenticia que está golpeando el mundo.
Aquí, aunque menos visible, por el tamaño poblacional y geográfico del estado, el más pequeño de la nación con apenas 1,045 millas cuadradas y 1 millón, 164 mil, 164 habitantes, los dominicanos también sobresalen al igual que en las grandes ciudades como Nueva York y Boston.
El costo del petróleo es un factor al que nadie obvia por lo obvio de la situación que está creando en el mundo.
En medio de ese panorama que pone a los criollos de Rhode Island en el protagonismo de una comunidad inmigrante que decidió aposentarse en una de las partes más altas de la Zona de Nueva Inglaterra como se les llama a los cinco estados que forman el área, se destaca por ser propietaria de una diversidad de negocios, trabajos en factorías y empleos temporales.
Su lucha en lo político y en lo social, ha dado evidentes frutos y uno de ellos ha sido la elección de la señora Grace Díaz como la primera asambleísta criolla no sólo de este estado, sino como una de las primeras mujeres dominicanas en Estados Unidos en llegar a posiciones de esa categoría.
“La diferencia entre los dominicanos que vivimos aquí y los de otros estados es la de que nosotros somos los que tenemos posiciones políticas más diversas y más importantes”, sostiene Díaz, añadiendo que a pesar de ello, no tiene un mayor número.
“Otra diferencia es cuando algún dominicano o dominicana en Rhode Island, se lanza para alguna posición, tiene a toda la comunidad trabajando juntos en su favor. No nos dividimos para poder alcanzar una posición, porque entendemos que cuando uno o una de nuestra comunidad alcanza un puesto, esa posición es dominicana y somos celosos, vigilantes y activos para ser posible que un dominicano consiga ser electo y esa es la diferencia”, explica Grace.
La asambleísta fue escogida en el 2004 y su campaña duró dos meses y medio y su triunfo fue histórico porque corrió contra dos hombres. En su favor tuvo el que en el distrito que representa la mayoría de residentes son mujeres y una gran cantidad de ellas dueñas de guarderías que buscaban tener una representante.
Esa oportunidad hizo que Grace se convirtiera en la primera dama electa en la posición, ganando con el 52% de los sufragios. “Todas ellas trabajaron día a día en mi campaña para lograr el triunfo”.
Grace, oriunda de Santo Domingo y se crió en los barrios Cristo Rey y Las Agustinas. En la segunda urbanización se destacó por ser una dirigente destacada del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y en campañas de esa organización junto al ex presidente Salvador Jorge Blanco y José Francisco Peña Gómez, adquirió sus primeras experiencias en lides electorales.
Emigró a Estados Unidos en 1990, teniendo 18 años en Rhode Island, estado del que no se ha movido un solo día y donde incursionó en la política desde el primer día que llegó.
Recuerda que una familia perredeísta a la que conocía en Santo Domingo, le abrió las puertas a su llegada y con la que estuvo por tres meses.
“Al día siguiente de haber llegado, ya estaba participando en una reunión política”, recuerda Grace con una amplia sonrisa.
“Esta posición es buena, pero no en el aspecto económico, porque la mita del tiempo se cobra y la otra mitad es como voluntario”, explica ella destacando que lo más importante es que desde esa función, puede ayudar a su comunidad y colaborar personalmente con muchos necesitados.
A diferencia de otros estados, en Rhode Island, los legisladores estatales no cuentan con presupuesto propio, sino que son fondos canalizados a través de sus curules, pero que van directamente a las organizaciones sin fines de lucro que necesitan ayuda.
Su consejo a las mujeres es el de que deben estar en capacidad y en ánimo para participar en la política. “Aunque la vida sea difícil, no importa lo que haga la mujer, tiene que hacer un espacio único como ser humano y como profesional y ese espacio debe estar orientado a una meta específica de la que nadie debe alejarnos”, exhorta la asambleísta.
“El universo entero puede conspirar para ayudar o no ayudar a una mujer dependiendo de su mentalidad, de su actitud positiva o negativa para alcanzar sus metas”, termina diciendo Grace.
Fuente/ElNuevoDiario