Come bien, fuma señora de 119 años
Ella es Dolores Martínez (Lola), que dice tener unos 119 años según su hija menor, Miguelina Martínez Edward, pero que todavía come mucho, fuma tabaco y entretiene a su hija con historias de principios del siglo pasado. Historias que su hija no entiende, como tampoco sabe quiénes fueron Lilís, Horacio Vásquez o Antonio de la Maza.
A pesar de que no oye bien, sólo ve “bultos” y tiene serias dificultades para caminar, Lola recuerda datos de la historia dominicana que entremezcla con recuerdos de su propia vida.
Más de un siglo no le han quitado las ganas de sonreír y lucir mejor, y dice que quisiera tener una dentadura postiza, con dientes “blancos, de marfil”.
De los personajes de la historia prefiere al ex presidente Joaquín Balaguer. Y con voz entrecortada lamenta que ella no pudo asistir a su funeral.
Pero con relación al dictador Rafael Leonidas Trujillo sus recuerdos son diferentes.
“Era demasiado bellaco, hacía muchos crímenes, mataba mucha gente. Yo lo apreciaba porque a mi no me hizo na´. Pero nada más era comiendo gente”, dice la centenaria mujer, que vive con su hija y su yerno Jacinto de Jesús, de 68 años.
Los tres sobreviven con una pensión de tres mil 500 pesos que percibe Jacinto por sus años de servicio en la Autoridad Portuaria. A causa de la diabetes perdió la pierna derecha y un dedo de la izquierda. Ha tenido que ser sometido a cuatro operaciones para salvarle la pierna izquierda.
A pesar de que no oye bien, sólo ve “bultos” y tiene serias dificultades para caminar, Lola recuerda datos de la historia dominicana que entremezcla con recuerdos de su propia vida.
Más de un siglo no le han quitado las ganas de sonreír y lucir mejor, y dice que quisiera tener una dentadura postiza, con dientes “blancos, de marfil”.
De los personajes de la historia prefiere al ex presidente Joaquín Balaguer. Y con voz entrecortada lamenta que ella no pudo asistir a su funeral.
Pero con relación al dictador Rafael Leonidas Trujillo sus recuerdos son diferentes.
“Era demasiado bellaco, hacía muchos crímenes, mataba mucha gente. Yo lo apreciaba porque a mi no me hizo na´. Pero nada más era comiendo gente”, dice la centenaria mujer, que vive con su hija y su yerno Jacinto de Jesús, de 68 años.
Los tres sobreviven con una pensión de tres mil 500 pesos que percibe Jacinto por sus años de servicio en la Autoridad Portuaria. A causa de la diabetes perdió la pierna derecha y un dedo de la izquierda. Ha tenido que ser sometido a cuatro operaciones para salvarle la pierna izquierda.
ElNacional