Feb 25, 2008


Un infiltrado policial en grupo narco termina preso un año

En junio de 2006, Miguel Ángel González Pinto pidió dinero a un narcotraficante en Palma de Mallorca, como no pudo devolverlo el hombre le propuso hacer un viaje a Buenos Aires como forma de pago del que debía volver con dos kilos de cocaína. En vuelo hacia la Argentina, según dice, se dio cuenta de la gravedad de lo que iba a hacer. Entonces, al llegar se comunicó con la delegación Barcelona de la Policía española. Allá le asignaron un interlocutor al que le explicó los detalles de la operación y con quien estuvo en contacto hasta el día que lo atraparon.Pero cuando lo capturaron por llevar dos kilos de cocaína para una entrega controlada en, las autoridades españolas desconocieron la operación y estuvo un año y medio alojado en las celdas de Villa Devoto y Ezeiza. Recién ahora, después que desde su país mandaran los documentos que certificaban su vínculo con la Policía de Barcelona, la Justicia argentina le propuso un juicio abreviado y lo dejó en libertad."Primero, los policías me animaron a que tomara los riesgos y cuando me descubrieron en Ezeiza con la droga, nadie se hizo cargo. Si salía bien se iban a colgar los laureles, pero salió mal y el único que pagué fui yo. Soy consciente de que cometí un delito, no era un infiltrado sino un informante, pero pensé que tendría un trato distinto. Si hubieran dicho la verdad, no habría estado tanto tiempo preso. Tendrían que haber avisado a los argentinos y no lo hicieron. Llevé la droga, confié en ellos y me traicionaron", se indigna.
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