Resaltan 'The Price of Sugar' es finalista para un premio Oscar
La cinta narrada por el actor Paul Newman, que se enfoca en los esfuerzos del párroco Christopher Hartley para organizar a los trabajadores y hacer campaña por sus derechos, es finalista para una de las cinco nominaciones al Oscar al mejor largometraje documental que serán anunciadas el martes.
Pero también le están prestando atención en una corte federal estadounidense, donde Felipe y Juan Vicini Lluberesa presentaron en agosto una demanda por difamación contra Haney.
Los propietarios del grupo empresarial argumentan que la película está "llena de tergiversaciones atroces" y "escenas fabricadas". La demanda exige compensación por daños por una declaración que difama a los Vicini, una poderosa familia descendiente de un inmigrante italiano del siglo XIX que alguna vez llegó a tener un presidente de la república y posee intereses en electricidad, bancos y manufacturas.
"Su meta es impedir que la gente en el mundo vea la película porque revela condiciones (de trabajo) que su audiencia encuentra profundamente perturbadoras", dijo Haney a The Associated Press por vía telefónica desde Boston.
Los abogados de Vicini con la firma Patton Boggs LLP, ubicada en Washington, no respondieron a las llamadas solicitándoles sus comentarios. La demanda se encuentra actualmente en una etapa de análisis, y las mociones están programadas para julio.
El canciller dominicano Carlos Morales Troncoso criticó una muestra en París que proyectó la cinta el año pasado como una "campaña de odio", y escribió en el diario Le Monde que podría tener efectos "perversos" si no se actuaba enérgicamente y se denunciaban "todas sus falsedades".
Sin embargo, el reverendo Hartley dijo que el documental muestra en forma honesta lo que él llamó "miseria déspota" en las comunidades de los trabajadores, donde los cortadores de caña trabajan bajo la supervisión de guardias armados y con poca paga, que se les da en forma de créditos en la compañía en lugar de dinero en efectivo.
"No se requería ser un genio para dilucidar que esto no estaba bien, que la gente no debería estar viviendo en estas condiciones", afirmó por vía telefónica desde Djibuti, donde estaba trabajando esta semana.
Los Vicini disputan esas acusaciones. Consideran que algunas son falsas y otras muestran a trabajadores empleados por otras compañías.
Hartley fue transferido de su parroquia en el 2006 y ahora vive en Etiopía. Los Vicini dicen que ello se debió a "delitos graves", mientras que Hartley dice que fue retirado antes del tiempo programado porque fue amenazado de muerte.
La película no ha sido estrenada en Haití ni en República Dominicana.
Pero también le están prestando atención en una corte federal estadounidense, donde Felipe y Juan Vicini Lluberesa presentaron en agosto una demanda por difamación contra Haney.
Los propietarios del grupo empresarial argumentan que la película está "llena de tergiversaciones atroces" y "escenas fabricadas". La demanda exige compensación por daños por una declaración que difama a los Vicini, una poderosa familia descendiente de un inmigrante italiano del siglo XIX que alguna vez llegó a tener un presidente de la república y posee intereses en electricidad, bancos y manufacturas.
"Su meta es impedir que la gente en el mundo vea la película porque revela condiciones (de trabajo) que su audiencia encuentra profundamente perturbadoras", dijo Haney a The Associated Press por vía telefónica desde Boston.
Los abogados de Vicini con la firma Patton Boggs LLP, ubicada en Washington, no respondieron a las llamadas solicitándoles sus comentarios. La demanda se encuentra actualmente en una etapa de análisis, y las mociones están programadas para julio.
El canciller dominicano Carlos Morales Troncoso criticó una muestra en París que proyectó la cinta el año pasado como una "campaña de odio", y escribió en el diario Le Monde que podría tener efectos "perversos" si no se actuaba enérgicamente y se denunciaban "todas sus falsedades".
Sin embargo, el reverendo Hartley dijo que el documental muestra en forma honesta lo que él llamó "miseria déspota" en las comunidades de los trabajadores, donde los cortadores de caña trabajan bajo la supervisión de guardias armados y con poca paga, que se les da en forma de créditos en la compañía en lugar de dinero en efectivo.
"No se requería ser un genio para dilucidar que esto no estaba bien, que la gente no debería estar viviendo en estas condiciones", afirmó por vía telefónica desde Djibuti, donde estaba trabajando esta semana.
Los Vicini disputan esas acusaciones. Consideran que algunas son falsas y otras muestran a trabajadores empleados por otras compañías.
Hartley fue transferido de su parroquia en el 2006 y ahora vive en Etiopía. Los Vicini dicen que ello se debió a "delitos graves", mientras que Hartley dice que fue retirado antes del tiempo programado porque fue amenazado de muerte.
La película no ha sido estrenada en Haití ni en República Dominicana.